ACUERDOS DE MISERIA
Después del Tratado para la creación de
una zona de “libre comercio” entre Europa y EE.UU, con posibilidad de ser
firmado antes de finalizar este año si los socialistas no son iluminados a
tiempo y cambian de parecer, alineándose a la izquierda y defendiendo los
intereses legítimos de sus pueblo, como decía, después de ese atraco aparece el
otro nuevo bodrio y miserable acuerdo denominado TISA (Trade in Services
Agreement). En diversos foros ya hablan de que se trata del Gran Acuerdo, la
joya de la corona del neoliberalismo actual, la llave que blindará a las
multinacionales ante cualquier tipo de agresión posible de los gobiernos
firmantes. También varía el número de países que se encuentran en disposición de
integrarlo, pudiendo llegar hasta el increíble número de 50 países, incluyendo,
como no, a EE.UU y los 28 de la U.E, algún paraíso fiscal como Suiza,
Liechtenstein o Panamá y otros tan destacados como Pakistán y Taiwán.
Pretende ser, principalmente, un Acuerdo
de Comercio de Servicios, sin más. Pero, con esta banda de gobernantes bribones
que dirigen nuestros destinos, añadido a
la falta de transparencia e información sobre las negociaciones de dicho
acuerdo, no cabe por menos que pensar que se avecina el fin de los servicios
públicos en manos de los gobiernos soberanos. Se trata de un dulce demasiado
apetitoso para que no puedan hincarle el diente los fanáticos del capitalismo
brutal.
Otra de las aberraciones es que
deslocalizará, a través de las fronteras, la información personal de la
ciudadanía, es decir, que quitara a los estados el control digital de los datos
de sus ciudadanos con el consiguiente riesgo de violación de su privacidad.
Si en algún momento habíamos pensado que
la gran agresión era el TTIP, expertos indican que se trataba solo de una
cortina de humo que escondía al auténtico TISA.
Pero lo que aun
no acabo de entender es porqué se empeñan en contarnos la película de que se
trata de facilitar a las empresas el hecho de que puedan prestar sus servicios
fuera de sus fronteras, que se acabará con las barreras legislativas, que se
mejorará la competitividad y que todo será en beneficio de los consumidores.
Entonces, ¿Por qué tanto secretismo? ¿Por qué tenemos que enterarnos a través
de filtraciones de Wikileaks? ¿Acaso las empresas no pueden operar hoy en día
en la mayoría de los países? ¿Por qué tienen ese mal vicio de engañarnos cuando
dicen que acabarán con las barreras legislativas si de lo que realmente se
trata es de desregular y deslegitimar a los gobiernos soberanos para volcar
todo el poder en las multinacionales? ¿Qué beneficio hay en todo esto para los
consumidores? ¿Por qué mantienen las negociaciones totalmente en secreto y
pretenden que siga sin conocerse hasta 5 años después de su entrada en vigor?
Si se trata de acabar con el problema arancelario ¿Por qué no solucionan este
punto con acuerdos puntuales en función de las necesidades de cada país?
Que nos lo expliquen, coño, que ahora el
gobierno en funciones no tiene otra cosa que hacer, empezando por la agenda
vacía de su presidente.
Quizás necesiten más facilidades para
mejorar el flujo de capitales entre España y los paraísos fiscales para que los
chicos corruptos no tengan que mover tanto el dinero para blanquearlo, es muy
laborioso, entendámoslo.
Y es que, con tanto movimiento de
maletines, no hay tiempo de disfrutar de la pasta lograda con el “sudor del de
enfrente”.
En vista de que el Partido Popular y los
chicos liberales de Ciudadanos están por la labor de firmar este esperpento,
solo nos queda esperar que el resto de la izquierda haga entrar en razón al
Partido Socialista para que actúe, al menos en este caso, como Obrero y
Español. Amén.
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