LA CULPA LA TIENE PODEMOS
Pero ¿Qué coño nos quieren vender estos
golfos después de las elecciones? ¿A qué están jugando ahora? ¿Dónde está el
truco final?
Porque…vamos a ver:
Por un lado, tenemos a Alí-Babá y sus
casos de corrupción que parecen más perdidos que un burro en un taller. Da la
impresión que solo esperan que su chico de los recados, don Albertito, siga
achuchando al PSOE para buscar una solución “digna”, para amortiguar la
tremenda hostia que se han metido los tres, de ser posible, que todo sea en
aras de la unidad de España. Y ahí está Albert, baluarte del centro político
que se nos ha descubierto más de derechas que el grifo del agua fría, siempre
fiel a la sombra de su jefe y decepcionando a su electorado, bueno, a casi
todo, porque los grandes buscadores de sillones que han conseguido el suyo,
esos no, a esos ya no hay pacto que los despegue en los próximos cuatro años,
como mínimo.
Al igual que el amigo Gómez de la Serna,
conocido como don Pedro a la hora de trabajar como comisionista. Este ínclito personaje
es únicamente conocido por dedicar su tiempo a trabajar para empresas españolas
en el extranjero, mientras cobraba un sueldazo del congreso por un tiempo que
no dedicaba a sus labores de representante. Numero dos por Segovia y en situación
de busca y captura por su propio partido para que renunciase, el tipo ha hecho
mutis por el foro y, ayer mismo, mandó a un procurador a recoger su acta de
diputado, con dos cojones. ¿Qué harán sus coleguillas de banda cuando le vean
pasearse por el hemiciclo? ¿Habrá alguno de ellos que quiera ser el primero en
salir en la foto al sentarse a su lado? Quizás de cara a la galería no, pero seguro que más de uno se pasa por su
despacho en busca de alguno de esos trabajillos tan bien remunerados.
El caso del Rey es de traca. Ha perdido
gran parte de la afectividad del pueblo que lo sostiene al aparecer en su
clásico discurso sentado en el Salón del Trono del Palacio Real, hecho que ha denotado
demasiada ostentación en la época que vivimos. Tampoco ha caído bien que solo
hablara de la unidad de España, como los otros, y se dejara en el tintero los
temas que verdaderamente están jodiendo a sus “súbditos”.
Y qué decir de los expertos en
Expedientes de Regulación de Empleo, sí, los de la banda de Pedro, don Sánchez.
La verdad es que poca cosa de momento pero a la espera de algún que otro tiro
interno en breves fechas. Porque tras la reunión de la ejecutiva y la posterior
de ayer mismo del comité federal, los chicos de doña Susi parecen haber dado un
ultimátum a Pedro para que se deje de tonteos con Pablito, don Iglesias, el de
la coleta, que dicen que no es trigo limpio con tanta osadía y tanto rollo con
el referéndum de Cataluña. Es que a estos también les ha dado por la unidad de
la patria. Además, ayer mismo, le dieron fuerte tirón de orejas para que cumpla
con su obligación, antes de cuatro días, de convocar para Febrero el correspondiente congreso
ordinario. ¿Motivos de tanta prisa teniendo en cuenta que podemos encontrarnos
inmersos en unas nuevas elecciones? Quién sabe. En mi humilde opinión creo que
te están haciendo la cama don Pedri.
Pero, al final, la culpa la tiene
Podemos. Y es que a Pablo Iglesias dicen que no se le oye hablar de la unidad
de la Patria ni de la defensa de la Constitución. El caso es que parte de la mañana de ayer la
pasó con Mariano, don Rajoy y le ha comunicado sus intenciones más próximas
que entiende como urgentes para el bienestar de los españoles. Entre otras
cosas le indica como prioritario que se deje de hablar de reparto de sillones,
que los diputados se bajaran el sueldo y se centren en una ley de emergencia
social para impedir los desahucios, cortes de energía a los más desfavorecidos,
el copago de medicamentos a las pensiones más bajas, etc.
En fin cosas para las que le han votado, nada más. Mientras, los otros se escudan en la bandera de la defensa de la patria para justificar sus artimañas.
Y yo, después de leer algo que ayer
mismo cayó en mis manos, me pregunto ¿Qué España defienden estos canallas? No
creo que sea la misma sobre la que escribía un padre que el mismo día de
Nochebuena recibió a su hijo a la hora de cenar y, a sus veintiocho años, la
criatura no pudo por menos que echarse a llorar al entrar en casa porque le habían despedido de una mierda de contrato
de unos pocos días a razón de cuatro horas al día. ¿Esa es su España, señores?
La mayoría de la gente está buscando
otra cosa. Amén.
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