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lunes, 2 de noviembre de 2015

EL TETEIPE

El más famoso que secreto TTIP, conocido como Asociación Trasatlántica de Comercio e Inversión, tiene como objetivo relanzar el intercambio de bienes, servicios e inversiones entre la Unión Europea y los EE.UU. Todo ello, dicho así parece no tener mayor peligro para nuestros intereses. Pero el gran problema aparece cuando aumenta la ambición de querer hacer un súper tratado en el que hay que armonizar las normas, los controles y las exigencias administrativas, así como coordinar las leyes que puedan tener un impacto comercial.
Hace unos días tuve la suerte de poder asistir a una charla, organizada por el Ateneo Villa de Archena, en la que la espectacular Lola Sánchez, cartagenera y eurodiputada por Podemos, nos regaló una lección magistral de lo que se está cociendo con el famoso TTIP. Por ello, voy a intentar reflejar, de la mejor manera posible, las líneas generales de la charla.
En primer lugar, y como nota a tener muy en cuenta, hay que decir que la documentación referente al TTIP se encuentra en una habitación blindada a la que solo tienen acceso los eurodiputados siempre que soliciten cita previa. Tienen prohibidos todos los medios de reproducción, es decir, que solo pueden verla y tomar alguna nota, eso sí, también totalmente prohibido revelar nada de lo visto. Alucinante pero cierto.
Además, esta banda sigue a lo suyo haciendo oídos sordos a los más de tres millones y medio de firmas en contra de esta aberración que se les han entregado o de las innumerables euro marchas que inundan Bruselas. Sin ir más lejos, el 10 de Octubre salió una marcha desde Berlín con más de 250.000 personas.
En cuanto a los derechos laborales, según sus propias palabras, el tratado implicará una severa  destrucción de empleo, una grave restricción de derechos laborales (sobre todo en lo referente a la negociación colectiva) y asestará un duro golpe a las pequeñas y medianas empresas (PYMES). La feroz competencia solo conseguirá que volvamos a tener salarios de hace 60 años ya que para las grandes empresas solo primarán los beneficios. Esto es debido a que en Europa, por lo general, los derechos de los trabajadores están más protegidos que en EE.UU pero, como todo en el tratado, tiende a equipararse a la baja.
En cuanto a los derechos de los consumidores, también se equiparará a la baja la legislación europea ya que es más restrictiva que la de EE.UU en cuanto a la vigilancia de la salud, etc., como el uso de sustancias químicas peligrosas o la venta de transgénicos. Sirva de ejemplo, en este caso, que los EE.UU no respetan las denominaciones de origen como pleno derecho a la calidad del producto. De esta forma, ellos pueden utilizar el producto que quieran con la marca que les apetezca, dando lugar a los fraudes que estimen oportunos.
Para los servicios públicos, el TTIP supone el desmantelamiento del estado de bienestar en Europa. Algo muy curioso es que estos individuos se han dado cuenta que el negocio de la sanidad supone algo más de OCHOCIENTOS MIL MILLONES DE EUROS ANUALES y no están por la labor de dejar que este más que próspero negocio siga en manos de los gobiernos. Se podría decir que casi en los mismos términos se encontraría la educación. Sería un autentico desastre tener que equipararse a los derechos sanitarios de los EE.UU, ya que ellos no disponen de sanidad pública, gratuita y universal además de que las empresas no cotizan por los trabajadores garantizando un sistema sanitario, ya que deben ser ellos mismos quienes contraten su propia protección.
Pero, para tener la baraja completa y controlar todo el juego, a estos trileros les faltaba meter mano a las leyes. Y, como en todo lo demás, no se han cortado en proponer que se anulen todas aquellas leyes que influyan negativamente en su negocio. De esta forma, la intención es crear unos tribunales dependientes únicamente de las grandes multinacionales, con personas de su confianza y que estén por encima de la legislación de cualquier Estado de la U.E. Es decir, que la libertad de mercado estará mejor garantizada y por encima de la libertad humana. Sirva como ejemplo que en la Región de Murcia se aprobó declarar la región como zona anti fracking. Pues en caso de ser aprobado el tratado, cualquier empresa interesada en aplicar esta técnica en la región tendría la negativa de la Asamblea. En este caso, dicha empresa puede acudir a estos tribunales y obligar a la comunidad a que la indemnice por ir en contra del TTIP.
Creo que como somera explicación de unas mínimas líneas de lo mucho que se quiere engullir este tratado, queda por decir que la única forma de pararlo es convencer a todos los socialistas europeos para que voten en contra de todas las actuaciones al respecto. Hay que tener en cuenta que el resto de los partidos de izquierdas ya han hecho proposiciones al respecto.

No podemos consentir atropellos y aberraciones como esta. Amén.

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