EL
TETEIPE
El más famoso que secreto TTIP, conocido
como Asociación Trasatlántica de Comercio e Inversión, tiene como objetivo
relanzar el intercambio de bienes, servicios e inversiones entre la Unión
Europea y los EE.UU. Todo ello, dicho así parece no tener mayor peligro para
nuestros intereses. Pero el gran problema aparece cuando aumenta la ambición de
querer hacer un súper tratado en el que hay que armonizar las normas, los
controles y las exigencias administrativas, así como coordinar las leyes que
puedan tener un impacto comercial.
Hace unos días tuve la suerte de poder
asistir a una charla, organizada por el Ateneo Villa de Archena, en la que la
espectacular Lola Sánchez, cartagenera y eurodiputada por Podemos, nos regaló
una lección magistral de lo que se está cociendo con el famoso TTIP. Por ello,
voy a intentar reflejar, de la mejor manera posible, las líneas generales de la
charla.
En primer lugar, y como nota a tener muy
en cuenta, hay que decir que la documentación referente al TTIP se encuentra en
una habitación blindada a la que solo tienen acceso los eurodiputados siempre
que soliciten cita previa. Tienen prohibidos todos los medios de reproducción,
es decir, que solo pueden verla y tomar alguna nota, eso sí, también totalmente
prohibido revelar nada de lo visto. Alucinante pero cierto.
Además, esta banda sigue a lo suyo
haciendo oídos sordos a los más de tres millones y medio de firmas en contra de
esta aberración que se les han entregado o de las innumerables euro marchas que
inundan Bruselas. Sin ir más lejos, el 10 de Octubre salió una marcha desde
Berlín con más de 250.000 personas.
En cuanto a los derechos laborales,
según sus propias palabras, el tratado implicará una severa destrucción de empleo, una grave restricción
de derechos laborales (sobre todo en lo referente a la negociación colectiva) y
asestará un duro golpe a las pequeñas y medianas empresas (PYMES). La feroz
competencia solo conseguirá que volvamos a tener salarios de hace 60 años ya
que para las grandes empresas solo primarán los beneficios. Esto es debido a
que en Europa, por lo general, los derechos de los trabajadores están más
protegidos que en EE.UU pero, como todo en el tratado, tiende a equipararse a
la baja.
En cuanto a los derechos de los consumidores,
también se equiparará a la baja la legislación europea ya que es más
restrictiva que la de EE.UU en cuanto a la vigilancia de la salud, etc., como
el uso de sustancias químicas peligrosas o la venta de transgénicos. Sirva de
ejemplo, en este caso, que los EE.UU no respetan las denominaciones de origen
como pleno derecho a la calidad del producto. De esta forma, ellos pueden
utilizar el producto que quieran con la marca que les apetezca, dando lugar a
los fraudes que estimen oportunos.
Para los servicios públicos, el TTIP
supone el desmantelamiento del estado de bienestar en Europa. Algo muy curioso
es que estos individuos se han dado cuenta que el negocio de la sanidad supone
algo más de OCHOCIENTOS MIL MILLONES DE EUROS ANUALES y no están por la labor
de dejar que este más que próspero negocio siga en manos de los gobiernos. Se
podría decir que casi en los mismos términos se encontraría la educación. Sería
un autentico desastre tener que equipararse a los derechos sanitarios de los
EE.UU, ya que ellos no disponen de sanidad pública, gratuita y universal además
de que las empresas no cotizan por los trabajadores garantizando un sistema
sanitario, ya que deben ser ellos mismos quienes contraten su propia
protección.
Pero, para tener la baraja completa y
controlar todo el juego, a estos trileros les faltaba meter mano a las leyes.
Y, como en todo lo demás, no se han cortado en proponer que se anulen todas
aquellas leyes que influyan negativamente en su negocio. De esta forma, la
intención es crear unos tribunales dependientes únicamente de las grandes
multinacionales, con personas de su confianza y que estén por encima de la
legislación de cualquier Estado de la U.E. Es decir, que la libertad de mercado
estará mejor garantizada y por encima de la libertad humana. Sirva como ejemplo
que en la Región de Murcia se aprobó declarar la región como zona anti
fracking. Pues en caso de ser aprobado el tratado, cualquier empresa interesada
en aplicar esta técnica en la región tendría la negativa de la Asamblea. En este
caso, dicha empresa puede acudir a estos tribunales y obligar a la comunidad a
que la indemnice por ir en contra del TTIP.
Creo que como somera explicación de unas
mínimas líneas de lo mucho que se quiere engullir este tratado, queda por decir
que la única forma de pararlo es convencer a todos los socialistas europeos
para que voten en contra de todas las actuaciones al respecto. Hay que tener en
cuenta que el resto de los partidos de izquierdas ya han hecho proposiciones al
respecto.
No
podemos consentir atropellos y aberraciones como esta. Amén.
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