¿ES INCOMPATIBLE ESTAR
EN POLITICA Y SER HONRADO?
Manda muchos
huevos que, en el siglo XXI, en este país y con la que está cayendo tengamos
que plantearnos esta cuestión. Pero parece que es lo que toca. Todo muy
oportuno debido a la misma afirmación que hace nuestra querida Ministra de
Fomento. Es la única vez que la oigo decir la verdad, porque no me voy a creer
lo del soterramiento del AVE en Murcia o su llegada a Lorca y Cartagena,
faltaría más. Y es que no se le ocurrió otra cosa a su
señoría Ana, doña Pastor, que decir precisamente eso en la radio, en hora punta
para que se enterara bien el populacho. Y la cuestión que se plantea el personal
es que ha debido ser un lapsus. Pues sí, lo comparto pero discrepo. Porque
estoy convencido que ha debido ser un lapsus verbal pero no cerebral, qué va. A
esta señora le pasa como a la mayoría de los españoles, que pensamos que sus
colegas, y alguno más, no han sabido compatibilizar la política con la honradez,
algo que se ha llevado muchos en los últimos tiempos, demasiados tiempos.
Este no es unos de los innumerables
lapsus de don Rajoy, como ese que decía que “España es un gran país que hace
cosas importantes y tiene españoles”, sirviendo como ejemplo de un par de
millones más.
O aquel otro de su coleguilla Arenales,
doña Serrano, si coño, esa que compartía tertulia televisiva no hace tanto, defendiendo
lo indefendible, muy mal hecho por cierto. Pues decía doña Arenales que “La
pobreza infantil se produce porque los padres son pobres”. Y sigue ahí la doña,
eh, y sin pasarle nada. Algo de mucho preocupar.
Y, para no extenderme demasiado, solo
recordar aquel otro lumbreras llamado Moreno Bonilla que pusieron a dedillo
como candidato de la Junta de Andalucía, para que se estrellara, presuntamente,
el pobre Juan Manuel. En uno de sus lúcidos mítines por la comunidad andaluza
se le ocurrió decir aquello de que “Dolor es cuando le duele a uno algo”. Así
sin más, sin anestesia el tío.
Pero a lo que vamos, que lo de la
política y la honradez es de traca. Aquellos a los que no nos tapan los ojos
las siglas de ningún partido hasta el punto de no ver más allá de nuestras
narices, sabemos reconocer que la afirmación de la Ministra de Fomento, en
funciones eso sí, era algo que siempre ha sobrevolado en su subconsciente, algo
que no ha podido decir por tratarse de quien es, pero que gran parte del vulgo
sabemos que es cierto. Cierto hasta ahora, al menos. Somos muchos los millones que
esperamos que los perro-flautas que acaban de invadir el Congreso sean limpios
y transparentes como dicen, que no les tengamos que criticar porque cobren
dietas por alojamiento mientras tienen varios pisos en Madrid (como ocurre con
la mayoría de las señorías del PP), por ejemplo. O, como otro ejemplo, que no
aparezca ninguno de ellos en la lista de comisionistas ilegales que hacen la
pantomima de pasarse al Grupo Mixto. O, simplemente, que no sean adictos a la
chusma valenciana.
Porque, vamos a ver, ¿Cómo coño quieren
que nos creamos que es compatible ser político y honrado a la vez si a cada
patada que da uno en el camino, aparece algún caso de corrupción? No se van a
llegar a dar cuenta sus señorías de que estamos hartos de tanto fustigar al
personal, que no caben más laceraciones en las espaldas del pobre currito. ¿No
se dan cuenta que hemos podido aguantar sus mariscadas, coches oficiales y
sueldazos pero no podemos con tanta corrupción? ¿No se dan cuenta de que el
pueblo ha hablado en las elecciones pasadas del 20-D y les da la espalda?
Sabemos que saben que no soportarían unas nuevas elecciones en breve porque han
llegado a un status quo insoportable hasta para ellos mismos. Si les siguen
apretando un poco, las gestoras van a ser su marca de identidad, los juzgados
sus sedes y solo les votaran los reclusos a los que puedan engañar mientras sus
líderes permanezcan en chirona. ¿No se dan cuenta de que ya no engañan a nadie?
¿Saben que si a los siete millones y pico de votos que tienen les quitan los
votos cautivos de jubilados que, por unos y otros motivos que no vienen al caso
(voto por correo, monjitas y curas, etc.) no se volverían a comer ni el agujero
de un donuts? Pues aplíquense el cuento y expliquen porqué han blindado a la
doña Rita. ¿Quizás para que no hable? ¿Quizás para agradecerle los servicios
prestados?
Más temprano que tarde se sabrá y
quedarán como el culo al estilo Bárcenas. Amén.
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