EL
CONCEJAL CHISTOSO
Y SUS MARIACHIS
Cada vez que uno se fustiga viendo los plenos
del ayuntamiento, más se le quitan las ganas de volver a hacerlo. Y es duro, ya
lo creo. Pero no nos cabe otra si queremos estar medio informados de lo que
ocurre en el municipio. Y digo bien, medio informados, porque en ese circo no
suelen hablarse más que tonterías por lo general.
Y si se mezcla tanta tontería con la
prepotencia que supone disfrutar de una mayoría absoluta, el circo se me antoja
la estupidez supina.
Entre ruegos y preguntas de la oposición
(como si al que manda no hubiera que exigirle) surge el chiste fácil, el
comentario estúpido del concejal chistoso. Esa sonrisa socarrona de quien se
sabe poseedor de la fuerza, que no de la razón. El mismo que se ríe de la falta
de fuerza que debería impulsar la razón de la oposición en muchos casos. El
mismo al que no debe gustarle que circulen montajes en internet sobre cómo daba ignorantes
explicaciones en el caso de la funcionalidad de una arqueta de canalización de
aguas que molestaba a los vecinos. Y se arropa, además, de los mariachis que
parecen protegerle a ambos lados, porque el chistoso está en el centro, como
buen jefe. Y aunque cada mariachi tiene lo suyo, lo que nos ocupa es la risita
grotesca ante el chiste fácil, ante la arrogancia del jefe. Y, como en todo
buen circo, también tenemos de todo. Están aquellos que no se ríen porque
siempre tienen la boca abierta, los del bostezo perpetuo, los que se aburren
como ostras porque parece que aquello no va con ellos.
Y aunque también
hay tiempo para preguntar , parece no
haberlo para recibir respuestas coherentes.
Por ejemplo, la
oposición pregunta sobre un posible desfase de unos 450.000 € en las cuentas
del año pasado. Uno de los equilibristas
intenta explicar que se ha recibido esa cantidad en demasía por el dinero que
devuelve el estado por la recaudación de tributos. Hasta ahí vamos bien. El
problema le surge cuando tiene que explicar por qué y en qué se ha gastado ese
dinero si se sabía que habría que devolverlo tarde o temprano. La explicación
es que no hay explicación. Pero sí encuentra una solución que le parece
estupenda. No hay mayor problema ya que el Estado permite la devolución de ese
dineral en “120 cómodos plazos”. Ahí es nada la cosa. Otra “pequeña deuda” para
las maltrechas arcas del municipio.
Otro ejemplo es,
digamos, un nuevo “pequeño desfase”. Según nos explican, se trata de una “diminuta”
cantidad de, aproximadamente, 400.000 €. Esta cifra es la que debería haber abonado
el ayuntamiento en concepto del capital a amortizar por el préstamo que mantiene
con el Instituto de Crédito Oficial (ICO). Este era el primer año en que se
amortizaba el capital, pero por obra y gracia del gobierno central se nos
concede otro año más de carencia. ¿Por qué? No se sabe, quizás por buen
comportamiento, quizás por las elecciones, quizás…, vaya usted a saber. El
problema nos aparece cuando se reflejan en las cuentas algunas anotaciones de
pagos en los que, supuestamente, se ha gastado esta pequeña fortuna. En un
juego de malabares intentan explicar que el dinero ha ido a parar a
“imprevistos”. Coño con los imprevistos. No sé que habría sido de nuestro
ayuntamiento si no hubiera dispuesto de este dinero, y del anterior, con tanto
“imprevisto”. Y lo que tiene más guasa son los dichosos imprevistos. Un
sobrecoste de las Fiestas del Corpus
nada más y nada menos, que de 60.000 eurazos. Algún que otro proyecto
técnico encargado a empresas privadas cuando tenemos técnicos municipales
capacitados para ello. Y, para colmo, el abono de la nada desdeñable cantidad
de unos 130.000 € a la empresa de limpieza Banalva. Esta empresa le ha
solucionado al consistorio más de 10 imprevistos en tan solo 7 meses. ¿Por qué?
Por limpieza de jardines, nos indican. Y nos surge alguna que otra pregunta:
¿Acaso hay
jardines cuya limpieza no se refleja en el presupuesto anual?
¿Cómo es posible
que ya en el mes de Enero haya un pago de más de 15.000 € a esta empresa por
algo que debía estar presupuestado? ¿Por qué se repiten los pagos en meses
sucesivos?
La oposición pregunta y pregunta, y las respuestas podrían
encontrarse en la comisión de transparencia, aunque quizás sean tan transparentes
que no las vean.
Más seriedad
señores que están jugando con lo nuestro. Un poquito más de orden, sita. Amén.
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